Don Perico, de 96 años de edad, apenas cobro su doble pensión al comenzar el año y a Lupita, su vecina, le dijo:
«Guarde este dinero, por lo que llegue a ofrecerse», antes compró bisteces, jamón, algo de mandado, le gustaba comer, darse sus gustos.
El adulto mayor ya no tenía ningún familiar, en ese poblado, desde hace mucho tiempo, llegó a vivir, él mismo hizo un cuartito de lámina y cartón.
Sus vecinos, entre ellos María Guadalupe, Lupita pues, lo procuraban, le llevaban un taco, agua, lo que necesitara. Don Perico se llamó Francisco Islas Pontaza, pero todos lo llamaban por su sobrenombre.
Se hizo muy amigo del esposo de Lupita, ellos lo veían como de la familia, precisamente a ella le dio a guardar los casi 11 mil pesos.
DON PERICO ENFERMÓ, PIDIERON AYUDA AL DIF; LLEGARON MUY TARDE
Los vecinos de Don Perico, hace algunos días, se dieron cuenta que estaba enfermo, incluso, dejó de comer. Por humanidad, pidieron ayuda, por teléfono y personalmente en el DIF Municipal de Epazoyucan. Pasaron dos, tres, cuatro días, una semana y no llegaron, mientras que Don Perico empeoraba.
Cuando por fin, los de ese organismo fueron, el ancianito ya casi agonizaba, era urgente su traslado al hospital. Ya iba la ambulancia cuando un médico del DIF determinó que Don Perico había fallecido.
DESCONOCEN PROTOCOLO Y LICENCIADA DEL DIF AVISÓ HASTA LOS DEL MP
Aunque no había delito aparente que perseguir, una licenciada del DIF, avisó a los del Ministerio Público, eso no era necesario. Con que solo el medico certificara la muerte del adulto mayor, por enfermedad, era suficiente.
La empleada del DIF, todavía, quiso influir para que los vecinos de Don Perico contactaran a los de Arriaga. Cuando le preguntaron que si el pago del funeral iba a correr a cargo del DIF les dijo que no.
Un policía municipal le llamó la atención a la licenciada ya que, de haberse llevado el cuerpo de Don Perico, difícilmente lo iban a recuperar, por no ser familiares.
DINERO DE DON PERICO SIRVIÓ PARA SU FUNERAL
Doña Lupita, sus hijas y otra vecina, además de su esposo, se organizaron. «Yo tengo el dinero de Don Perico para comprar la caja, lo que haga falta», les dijo Lupita.
Ella confía que unas conocidas le aconsejaron que se quedara con el dinero que nadie le diría nada. «Don Perico me lo dio para lo que se ofreciera yo no puedo destinar para otra cosa un dinero que no es mio, soy pobre pero honrada», les contestó.
Así, buscaron presupuestos en algunas funerarias y fue en la Elizalde, de Zempoala, donde les dieron el mejor precio. Incluso alcanzó para comprar unas lápidas y unas florecitas para que no se viera tan vacía la tumba.
Solo 4 o 5 lo velaron, prepararon café, se la amanecieron, dicen que Don Perico fue buena gente con ellos.
ALCALDE DE EPAZOYUCAN DIO AYUDA, PERO A MEDIAS
Los vecinos del difunto fueron a ver al alcalde de Epazoyucan, Luis Antonio Montiel Castelán para pedirle apoyo. Le dijeron que ya estaba pagado el funeral, que les faltaba el espacio en el panteón.
El costo de ese concepto es de menos de 900 pesos, les dijo que si, que contaran con el apoyo.
El presidente municipal le habló a uno de sus colaboradores para que se hiciera cargo del pedazo de tierra. El día de su funeral, la semana anterior, llegaron al panteón y vieron al operador de la máquina, haciendo la fosa.
Sin embargo, les extrañó no ver a los sepultureros, el de la máquina enseguida se retiró, sin decirles nada. Alguien les comentó que tenían que comprar las lápidas que van arriba del ataúd.
Fueron mil 200 pesos más 9 mil de la caja y los trámites ante el Registro Civil, el acta de defunción. Los vecinos de Don Perico tuvieron que conseguir un zapapico y unas palas para hacer la tumba.
Ya casi se metía el sol cuando acabaron, sepultaron a su gran vecino, amigo, casi familiar, le pusieron sus flores y le dieron el último adiós. Así se escribió una historia, de esas que casi ya no hay, donde se demuestra la solidaridad, la empatía, el humanismo.
Ellos son pobres, pero honrados.
El alcalde Luis Montiel cumplió pero a medias, a ver si no se queda pobre por eso. Ya pasaron varios días de que Don Perico y aún lo recuerdan.
Parece que lo oyen decir, voy a comprar bisteces, un refresco, estar con el, era algo inolvidable.
Que en paz descanse Don Perico.
Con información de Hidalgo en Línea